El frío por suelo debemos considerarlo más que como un sistema de refrigeración, un sistema de refrescamiento estructural que nos permite un elevado nivel de confort en aquellas instalaciones con unas cargas térmicas controladas (reducir la temperatura ambiente entre 3 y 5ª C en el interior del local en función de las características de este).

En estos ambientes podemos mantener una temperatura entre 22º y 26º C sin movimiento del aire dependiendo de las condiciones climáticas a las que esté sometido el edificio. En este tipo de instalaciones uno de los elementos de mayor importancia es el sistema de regulación que se encarga del control de la instalación.

Para un correcto funcionamiento del sistema, deberíamos de tener en cuenta que:

La humedad relativa debe de ser inferior al 55/60% (cuando sea superior debe de dotarse a la instalación de un sistema de deshumidificación.

La temperatura en superficie de suelo no debe ser inferior a 19ª C en zonas de estar (puesto que pisar sobre pavimentos demasiado fríos es incómodo).

Los pavimentos deben formar un elemento compacto con el mortero que recubre los tubos (de lo contrario se podría producir condensación bajo los mismos).

Que a los materiales no les afecte la humedad, (pues en algunas zonas donde la humedad relativa pueda elevarse por falta de circulación de aire, por vapor de agua, etc., puede producirse alguna condensación que los pueda dañar).

Debido a los puntos anteriormente mencionados, consideramos que se debe de evitar siempre pavimentos capaces de absorber humedad al realizar una instalación con frío.

Cumpliendo con estos requisitos, este sistema nos proporciona un gran bienestar por los siguientes motivos:

No existen movimientos de aire ni aumento de la presión interior, lo cual hace que podamos disponer de un sistema totalmente limpio y confortable.

No reseca el ambiente, lo cual nos permite respirar mejor.

Evita el almacenamiento de calor en la placa de suelo delante de las ventanas, etc.

Consumo muy reducido, debido a que la enfriadora a instalar sería de la mitad de potencia que necesitaríamos con un sistema de aire convencional.

Mínimo mantenimiento. Dicho mantenimiento quedaría reducido al propio de la máquina en sí. En este caso nos evitamos la limpieza y mantenimiento de rejillas, filtros, difusores, etc. Inexistentes en esta instalación

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